lunes, 5 de septiembre de 2011

HAY BATALLAS QUE APARENTEMENTE SE PERDIERON PERO LA VERDAD SON VICTORIAS QUE NO HEMOS VALORADO








2ª de Samuel 21: 15-20

21:15 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó

21:16 E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; 

21:17 mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.

21:18 Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. 

21:19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. 

21:20 Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes

21:21 Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David

21:22 Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.


1ª de Crónicas 20:4-8.

20:4 Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; y Sibecai husatita mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados. 

20:5 Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.

20:6 Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes. 

20:7 Este hombre injurió a Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. 

20:8 Estos eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y de sus siervos.

El relato de los gigantes sobre la tierra viene desde el propio libro del Génesis 6:4 que dice:

“6:4 Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.”

También en el libro del Deuteronomio 2:10 los mencionan diciendo lo siguiente:

2:10 (Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. 

2:11 Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas.


Hubo otros que también fueron nombrados en los capítulos de 2ª de Samuel y 1ª de Crónicas y que fueron muertos a manos de David y de sus seguidores, siendo sus nombres los siguientes;

GOLIAT DE GAT, SIPAI. LAHMI, SAF, GOLIAT GETEO, GIGANTE DE 6 DEDOS EN PIES Y MANOS.

Tal vez nos preguntemos cual es la enseñanza que Dios nos da en estos versos y porque quiere que sepamos que hubo gigantes en la tierra y que fueron, valientes y casi invencibles, tal vez sea por la situación que actualmente estamos viviendo, así es como seguramente muchos vemos a los enemigos con los que nos enfrentamos y no solo me refiero a los que físicamente vemos como lo son el Crimen organizado, sino a aquellos que son mas sutiles y que no podemos ver;  de la primera clase son todos estos criminales que sin escrúpulos y con brutalidad matan y secuestran ante ellos nos sentimos desprotegidos casi indefensos, pero Dios nos dice que aun así el esta al frente y saldrá a la batalla por nosotros, no sé si has podido observar en estos últimos días, como el enemigo se ha levantado y se ha desatado una ola de violencia a nivel mundial. Es más puede que estés librando una batalla personal y espiritual muy grande y piensas que ya no puedes más.

Quiero que sepas y recuerdes que el Señor está contigo sin importar cuán grande sea la situación que estés atravesando. Quiero que percibas que aunque los gigantes en muchas ocasiones parecen muy grandes e indestructibles, tú puedes ser un David y con Cristo obtener una gran victoria.

El triunfo lo obtendrás no con tus fuerzas, sino con las del Gigante más grande de todos, llamado Jehová y que es experto en realizar cosas que parecen imposibles. Dios tiene reservadas para ti muchas bendiciones. Él quiere renovar tus fuerzas para que puedas seguir batallando en este caminar. Recuerda pelear la buena batalla porque eres soldado del ejército del Dios Viviente y no puedes darte el lujo o dejar que el enemigo tome ventaja y territorio que no le pertenece.

Esto prueba que siempre habrá gigantes que vencer y victorias que obtener. Estos gigantes fueron visibles y humanos. Pero por ejemplo hay gigantes que quieren destruirnos y son invisibles. Algunos ejemplos podrían ser: la depresión, la tristeza, los complejos e inseguridades, la falta de estima, los falsos testimonios o chismes inventados. El pecado oculto que nadie conoce, pero con el cual llevas batallando mucho tiempo y sientes que tus fuerzas desfallecen. 

Tal vez últimamente te está costando mucho serle fiel a tu pareja, quién sabe si mantener tu pureza sexual se ha convertido en casi una proeza o luchar contra pensamientos de lascivia. Tú gigante puede ser el tratar de controlar esa ira que cuando te toma te hace actuar como si fueras otra persona. Desconozco si algún ser querido cercano a ti se ha convertido en la piedra de tu zapato o el que te hace la vida de cuadritos. Por eso debemos tomarnos de la mano de Dios y pelear la buena batalla porque a su lado la Victoria esta segura, tal vez sufriste una lastimadura durante algún partido de Soccer y ahora mismo estas batallando con un gigante que te dice dentro; No debiste ir, ya te lo había dicho, pero la única verdad es que ahí estuviste y para Dios todo tiene un propósito, el lo mostrara no solo a ti sino a todos los que estamos junto a ti, que Dios te bendiga mi querido hermano. Amen. 

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