viernes, 16 de diciembre de 2011

LA ORACION DE SALOMON CONSAGRANDO EL TEMPLO


1ª de Crónicas 8: 23-53

8:23 dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón; 

8:24 que has cumplido a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día. 

8:25 Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí. 

8:26 Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre. 

8:27 Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?

8:28 Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; 

8:29 que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. 

8:30 Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona. 

8:31 Si alguno pecare contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta casa; 

8:32 tú oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío y haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia. 

8:33 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, 

8:34 tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres. 

8:35 Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, 

8:36 tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad. 

8:37 Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos los sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; 

8:38 toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa,

8:39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres); 

8:40 para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres. 

8:41 Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre 

8:42 (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, 

8:43 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué. 

8:44 Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, 

8:45 tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia.
8:46 Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, 

8:47 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; 

8:48 y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre, 

8:49 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. 

8:50 Y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos; 

8:51 porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. 

8:52 Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren; 

8:53 porque tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová. 

El analizar la oración en la cual Salomón dedica el templo es sumamente interesante su contenido, la duración de la misma un pasaje valioso para nuestras propias vidas, podemos iniciar comentando lo que Ray C. Stedman comenta sobre esta oración;

“…Lo más cerca que podríamos comparar esta escena en América hoy sería la inauguración de un presidente. Muy pronto, muchos de nosotros estarán mirando ese evento. Y, como nuestra inauguración, en esta ocasión se había construido una plataforma especial para el rey en el gran patio de el templo, al frente de el altar donde los sacrificios por los pecados eran ofrecidos. En esa plataforma el rey Salomón se levantó y después se arrodilló, como así la descripción de esta ocasión expresiva en el preámbulo de la oración de Salomón, en 2 Crónicas 6:12-17:…”

“…Salomón comienza esta oración reconociendo las promesas de Dios a David, su padre, para que nunca faltare un hombre que se sentara sobre el trono de Israel. Este tema de el reinado corre a través de todo el Antiguo Testamento. Cuando leemos acerca de los reyes, debemos de recordar siempre de que esto refleja lo que el Nuevo Testamento nos enseña de que Dios ha llamado a cada hombre y mujer a ser un rey en Cristo, de que debemos reinar nuestras vidas a través de Jesucristo. Es de gran ayuda el pensar de uno mismo como haber recibido un reino el cuál vas a reinar- -el reino de tu propia vida y todo lo que viene a ella. Nosotros estamos, en un sentido, encargados de estos asuntos. Ahora no podemos dictar todo lo que pasa, pero reaccionamos a todo lo que pasa. En ese sentido cada uno de nosotros es llamado a ser rey, y el reinado del Antiguo Testamento es una reflexión de esa gran verdad…”

“…En todas las Escrituras encontramos esa combinación unida de la promesa divina y la respuesta humana. Debemos ser obediente a la palabra de verdad, y esa obediencia da a lugar el cumplimiento de la promesa divina. Ahora, entendemos, también, que nuestra respuesta a cambio es una acción persuadida por la actividad de el Espíritu en nuestro interior-- para que la soberanía de Dios siempre lo abarque todo--pero la respuesta humana es muy importante. Enfatizo eso, porque muchos hoy día parecen desviarse de ese requisito.

La oración de Salomón consiste de ocho peticiones grandes y de una area amplia que conciernen al templo y al lugar de oración en la vida de el pueblo de Israel. Vamos a leer a través de esta oración y comentar rápidamente acerca de estas peticiones. Al leer esto, yo espero que entendamos eso, aunque estas peticiones tenían aplicaciones específicas para el pueblo de Israel, tienen también aplicación para nosotros…”

La oración se centra no solo en lo que dice Salomón sino en la Obediencia de que somos capaces de llevara a cabo con relación a la palabra de Dios, ser obedientes es tener la seguridad de que DIOS no fallara en su promesa, si alguna vez nos hemos preguntado porque DIOS no ha contestado alguna petición hecha también deberíamos preguntarnos si hemos sido obedientes a la palabra de DIOS, tal vez podríamos encontrar una respuesta en ello. Amen. 

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