martes, 20 de diciembre de 2011

SUPLICA, ARREPENTIMIENTO Y CONVERSION; SON LA ORACION QUE DIOS ESPERA DE TI.


1ª de Reyes 8: 44 - 51

8:44 Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, 

8:45 tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia

8:46 Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca, 

8:47 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad; 

8:48 y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre, 

8:49 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. 

8:50 Y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos; 

8:51 porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. 

Oración, Suplica, Arrepentimiento y Conversión

La Oración es escuchar y hablar, recibir, pedir, una amistad basada en reverencia, la oración debe terminar al igual que empezó en adoración simplemente es escuchar y platicar con Dios. Y la adoración es un placer constante para Dios Muchas  veces en nuestra vida cuando existe algún problema simplemente para y escucha y así ira creciendo tu relación personal con Jesucristo. El merece que le dediques tiempo y luego lo escuches, medita en lo estás diciendo, y Dios te empezara a hablar por medio de su palabra.

El hablar y escuchar es la base de la comunicación, y la comunicación es la base de la relación, no puedes tener relación si no tienes comunicación, y si no tienes comunicación no puedes tener una buena relación. La mente y la voluntad de Dios es que El quiere dirigir tus pasos y disciplinarte en la oración y veras que tu vida tendrá éxito, esa es la forma en que Dios dirige su voluntad en tu vida.

La Suplica es aquella que dirigimos a Dios presentándole nuestras dificultades, aflicciones, temores, deseos, anhelos, y todo lo que esperamos alcanzar con su ayuda en aquellas situaciones desagradables que vivimos. Antes de suplicar a Dios debemos discernir la conveniencia o no de nuestra petición a Dios puesto que muchas de las cosas que solemos pedir dependen de nuestro esfuerzo personal más que de la intervención divina.

El Arrepentimiento como creyentes, aún con una naturaleza de carne sobre nosotros, tenemos falta y cometemos pecados. Dios está dispuesto a perdonarnos siempre que vengamos a El con un corazón sincero, contrito y humillado. Siempre que oramos, debemos reconocer ante Dios nuestras faltas y pecados y el es misericordioso para limpiarnos y hacernos volver a nuestro lugar de origen con El.

La conversión a Cristo; La palabra conversión, tal como la usamos en los círculos religiosos, generalmente implica la aceptación de un sistema religioso de creencia. Pero el significado fundamental en la Biblia es “volverse”, por lo general, volverse a Dios. Esto, desde luego, nos plantea una pregunta crucial:

¿De qué nos volvemos cuando nos volvemos a Dios?

¿Qué dejamos cuando nos convertimos?

 O en otras palabras, ¿por qué necesitamos convertirnos? ¿Qué es lo que nos separa de Dios en primera instancia? El profeta Isaías nos da la respuesta: “He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho di visión entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:1-2). El apóstol Juan agrega:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos . . .” (1 Juan 1:8).

Para recibir las bendiciones y la ayuda de Dios, debemos volvernos a él reconociendo nuestros pecados y apartándonos de ellos.  SIGUE ESTAS INSTRUCCIONE Y TU VIDA SERA LLENA DE BENDICIONES Y AMOR DE CRISTO. AMEN. 

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