lunes, 22 de agosto de 2011



2ª de Samuel 19:15-22.

19:15 Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar el Jordán. 

19:16 Y Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá a recibir al rey David. 

19:17 Con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.

19:18 Y cruzaron el vado para pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,

19:19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón.

19:20
Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey

19:21
Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová

19:22 David entonces dijo:
¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel? 

19:23
Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró. 

Las acciones seguidas por Simei y Siba son dignas de reflexionarse, pero quienes fueron estos personajes; el primero fue Hijo de Gera, de la casa de Saúl. Como consideraba que David había usurpado el trono, cuando el rey tuvo que huir por causa de Absalón dio rienda suelta a su desdén mediante crudas maldiciones, aparentemente convencido de que David había sido definitivamente destronado (2 Samuel. 16:5-13). Cuando éste regresó triunfante. Simei pretendió estar arrepentido, y no fue castigado gracias a la generosidad del rey (2 Samuel 19:18-23). Pero Salomón ordenó que se lo ejecutara por una desobediencia posterior (1 Reyes. 2:8, 9, 36-46).

El segundo fue Siervo del rey Saúl (2 Samuel. 9:2); liberto, de acuerdo con Josefo. En la época de David tenía una gran familia de 15 hijos y 20 siervos propios (9: 10; 19:17). Cuando David restituyó la antigua propiedad de Saúl a Mefi-boset, el hijo de Jonatán, puso a Siba a cargo de ella y le requirió que la administrara con sus hijos y sus esclavos (9:7, 9-11). Al huir David de Jerusalén durante la rebelión de Absalón, Siba se encontró con él en la vertiente oriental del monte de los Olivos y le presentó 2 asnos cargados de provisiones. Cuando lo interrogó, le dijo que Mefi-boset se había quedado atrás con la esperanza de que se le restituyera el antiguo reino de Saúl. Al oírlo, David inmediatamente transfirió a Siba las propiedades de Mefi-boset (2 Samuel. 16:1-4). Cuando el rey regresó a Judá después de la victoria sobre Absalón, Siba, con sus hijos y esclavos, estaba junto al Jordán (19:17) para darle la bienvenida, pero esta vez David también se encontró con Mefi-boset, quien le ratificó su lealtad mediante su aspecto descuidado y falto de limpieza, una manifestación de duelo por la huida y la humillación del rey.

Declaró que tenía la intención de acompañar al monarca en su huida, y que le había ordenado a Siba que le ensillara un asno, pero éste le había desobedecido, y además lo había calumniado delante del rey. Aparentemente David no se convenció del todo de la lealtad de Mefi-boset, pues en ese caso habría castigado a Siba. Resolvió la situación al ordenar que la mitad de las antiguas propiedades de Saúl le fueran devueltas a Mefi-boset, mientras que la otra mitad quedaba en manos de Siba (versos 24-30).

Los intereses que se generan alrededor del poder suelen ser generalmente, parte de una vida llena de despropósitos, aquellos que solamente tienen en su mente la posibilidad de alcanzar lugares encumbrados olvidando lo mas importante “DIOS” están destinados al Fracaso, es una regla simple que podemos definir así;

Vida  + sin Dios + sin Propósito = Fracaso.

Vida  + con Dios + propósito = Victoria, Felicidad, Seguridad y Prosperidad. 

Otra de las enseñanzas que encontramos es como la vida puede dar vueltas, y colocar a las personas en posiciones difíciles, Simei no dejaría de recibir las consecuencias por haber maldecido a David y este no había olvidado estas maldiciones pues en algunos capitulo después veremos como es castigado por Salomón, así es justamente la vida en la cual Dios nos ha colocado debemos ser prudentes en nuestras palabras y siempre pensar en las consecuencias de nuestras palabras es mejor observar y guardar nuestras palabras. Amen. 


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