SALMO 146: 1-2
146:1 Alaba, oh alma mía, a Jehová.
146:2 Alabaré a Jehová en mi vida;
Cantaré salmos a mi Dios mientras viva.
Hoy quisiera iniciar mi día con dos reflexiones que el Señor dejo en mi Corazón todo el día de ayer y que hoy temprano me confirmo; la primera se refiere a las palabras finales que Mi pastor dijo el día de ayer en su sermón dominical de las 12.00 en el Hablo largo y tendido pero con gran claridad de lo que significa SER UN VERDADERO CRISTIANO, DE CÓMO PODEMOS Y DEBEMOS ACTUAR ANTE LOS EMBATES DEL MUNDO, DE SABER DECIDIR CON CLARIDAD DE QUE BANDO ESTAMOS (EL MUNDO O LAS TINIEBLAS), DE SER DIGNOS HIJOS DEL DIOS VIVIENTE, O DE SER SOLAMENTE OIDORES DE LA PALABRA, pero al final del mismo dijo parafraseando sus palabras: “Tal vez este Sermón No cambie el Problema de Inseguridad que vive nuestro País, o la Situación económica del Mundo, pero definitivamente si cambiara tu vida personal” refiriéndose a una enseñanza que dio relativa a un Joven y las estrellas de mar, al respecto DIOS confirmo sus palabras mediante el Salmo 146 versos 1 y 2 porque David también estuvo en medio de pruebas verdaderamente difíciles, tanto que su vida misma estuvo en juego, así como ahora sucede con las nuestras, pero el en medio de esa gran tempestad lo único que hizo fue Alabar a Dios y no perder el rumbo, fue afirmar sus convicciones personales y alabar a Dios, fue enseñar con su vida misma quien era ese Dios en el que el confiaba y Alabar a Dios, no puedo decir que “UN SERMON NO TIENE EL PODER PARA CAMBIAR COSAS, AL CONTRARIO SE QUE MI DIOS VIVO ESTA CON NOSOTROS Y QUE EL CUIDARA DE NOSOTROS, DE OTRA FORMA SUS PROMESAS NO SERIAN CIERTAS, Y POR SUPUESTO QUE AUNQUE ANDE EN VALLE DE SOMBRA DE MUERTE NO TEMERE MAL ALGUNO PORQUE EL ESTARA CONMIGO”.
La segunda reflexión viene de un pequeño devocional que leí antes de escribir este que habla de un pastor;
“…Robert Lowry, quien creía que su mayor contribución a la vida era predicar. Sin embargo, a este pastor del siglo XIX se lo recuerda más por su música y sus himnos del evangelio. Lowry compuso la letra o la música de más de 500 canciones, entre las cuales están: “Crucificado fue mi Salvador”, “Señor, que tú me ayudes” y “Ve cristiano y predica”.
En 1860, cuando los Estados Unidos tambaleaban al borde la guerra civil, Lowry escribió estas perdurables palabras que no se centran en las amenazadoras circunstancias, sino en el Cristo inmutable:
Aunque mi gozo y mi consuelo mueran, Aunque la oscuridad sea lo que me rodea, ¡El Señor, mi Salvador, vive! Ninguna tormenta puede alterar mi profunda calma. A su cuidado me voy a aferrar. Cristo es Señor del cielo y de la tierra, ¿Cómo podría dejar de cantar? [Trad. lit.]
La confianza en Dios que tenía Lowry durante los momentos difíciles hace eco de las palabras del salmista: «No confíes en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. […] Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios»
Estas palabras entraron en mi corazón como daga de doble filo, y dejo claro que mis temores deben ser abandonados, pero sobre todo mi lealtad y confianza deben ser afirmadas sin dudas, y sin temores, Reaccionar con fe o con temor ante las circunstancias de la vida dependerá de lo que llene nuestra mente y nuestra vida, deja que “PRIMERO DIOS LLENE TODA TU VIDA”. Amen.
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