2ª de Samuel 23:1-5
23:1 Estas son las palabras postreras de
David.
Dijo David hijo de Isaí,
Dijo David hijo de Isaí,
Dijo aquel varón que fue levantado en alto,
El ungido del Dios de Jacob,
El dulce cantor de Israel:
23:2 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí,
Y su palabra ha estado en mi lengua.
23:3 El Dios de Israel ha dicho,
Me habló la Roca de Israel:
Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor de Dios.
23:4 Será como la luz de la mañana,
Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
23:5 No es así mi casa para con Dios;
Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será guardado,
Aunque todavía no haga él florecer
Toda mi salvación y mi deseo.
La biblia nos habla de un hombre que fue valiente, que confiaba únicamente en el Señor, que tuvo que pasar situaciones difíciles en su vida pero siempre se porto valiente, este hombre se llamaba David. Dios anhela hombres y mujeres que sean valientes, que sean capaces de vencer sabiendo que Dios está con ellos.
Dios le habla a un
hombre llamado Josué y le dice no temas ni desmayes porque yo estoy contigo,
Josué tenía que levantarse en guerra contra el enemigo, pero necesitaba la
valentía para poder vencer.
Lo primero que menciona David
es su relación filial con Isaí su padre , o sea que David tenia bien claro su
origen de pastor y su familia, Otra característica de David fue que era ungido.
Nosotros debemos todos los días vivir ungidos, necesitamos de la unción de
Dios, para ser valientes. No podemos vivir de unciones pasadas, sino que cada
día debemos pedirle a Dios una doble porción de su Espíritu, en este punto
quiero ser muy claro debemos entender unción:
La Unción, es en pocas palabra el poder de Dios, es la
impartición de la habilidad de Dios en nuestras vidas para llevar a cabo su
obra, en el antiguo testamento los ungidos eran los reyes, los sacerdotes y los
profetas, refiriéndose la Biblia como los “ungidos de Dios”, la unción marcaba
el inicio de los diferentes oficios, estas personas eran consagradas a Dios
para ejercer su oficio o Ministerio.
En el contenido del capitulo anterior
David escribe un Salmo que es bellísimo, y que nos desafía a que en alguna ocasión
nosotros también lo hagamos con el respeto que Nuestro Dios se merece pues es
una forma de expresar nuestro amor. Amen.
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