martes, 27 de septiembre de 2011

LA NOCHE FUE DEMASIADO OBSCURA, CONFIA EL AMANECER CON SU LUZ ESTA SALIENDO PARA ILUMINAR TU CAMINO.







2ª de Samuel 23: 4-7

23:4 Será como la luz de la mañana,
Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.

23:5 No es así mi casa para con Dios;
Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será guardado,
Aunque todavía no haga él florecer
Toda mi salvación y mi deseo. 

23:6 Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados,
Los cuales nadie toma con la mano; 

El verso con el cual comienza la meditación del día de hoy es una frase que también encontramos en uno de los Proverbios escritos por Salomón, específicamente el 4:18 que dice:

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día.”

Ser luz en una mañana después de la noche obscura es como salir de la batalla victorioso, es como tener plena confianza al caminar en un sendero sin algo que nos indique el camino, el significado de luz en la Biblia siempre ha estado ligado a Dios, encontramos múltiples analogías de la luz refiriéndose a Dios por ejemplo en la  1ª carta de Juan verso 5 es claro al decir quien es la Luz de este mundo y de nuestras vidas;

“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.”

En Génesis 1,3 la Biblia nos presenta la primera criatura de Dios: la luz, la cual constantemente se utiliza en la Escritura para indicar la vida, el gozo, la verdad, la salvación. El Salmo 104 llega incluso a decir que la luz es el vestido de Dios: “Señor, Dios mío, qué grande eres,  Vestido de majestad y de esplendor, envuelto en un manto de luz.  Otro salmista oraba así: El Señor es mi luz y mi salvación, a quién temeré, (Salmo 27,1). Para la Biblia la salvación y los caminos de Dios se identifican con la luz. Si decimos que estamos en comunión con él y andamos en oscuridad, mentimos (1 Juan 1,6). Jesús se presenta diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8,12).             La maldad, el pecado y la injusticia son tinieblas. El profeta Isaías recordaba a su pueblo: Ay de los llaman bien al mal y mal al bien, que toman la oscuridad por luz y la luz por oscuridad (Isaías 5,20). Vivamos cada día en la luz. Es decir, en comunión con el Dios de la luz, buscando en todo su voluntad.

Hoy es un día que podemos vivir en luz, aunque parezca que todavía no amanece porque tenemos muchos problemas, aunque parezca que la obscuridad es tanta que no podrá salir la luz del día, Con todo yo me gozare en Jehová y me alegrare en el Dios de mi Salvación. Amen.


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