DIA 15 OPERACION JESUS.
MATEO 7: 16-20
7:16 Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
7:18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan
cuidado de los falsos profetas, Al peligro del camino ancho con senda a
la perdición, puede unírsele aquí el peligro que para lo mismo aportan los
falsos profetas. El falso profeta o profeta de mentira era conocido en la vieja
historia de Israel. Siempre la
ambición, el falso celo o la enfermedad hizo surgir este tipo de personas.
Jesús hablará y profetizará varias veces la presencia de estos falsos que
pretenden de seducir al pueblo, Mateo inserta luego una sentencia que fue
utilizada por él en la predicación del Bautista: Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al
fuego. Estas formas pasivas es cortado y es arrojado tienen por sujeto de actuación a Dios, según
el uso frecuente de las mismas en la literatura rabínica.
El sentido histórico de este pasaje son los fariseos. Pero posiblemente
incorpora estas sentencias con un sentido histórico también a causa de un
fenómeno religioso contemporáneo de la composición de los evangelios: los
judaizantes y la infiltración y desconcierto que producían en la Iglesia
primitiva los herejes.
La figura del árbol utilizada por el
Señor es muy gráfica. Un árbol frutal hay que cuidarlo, regarlo, evitar que
insectos o microorganismos lo infecten, cuidar que los pájaros no se coman los
frutos, etc. De la misma manera, si
nosotros queremos dar buenos frutos debemos cuidar de nosotros mismos:
“regándonos” con la Palabra de Dios todas las mañanas y si es posible también
de tarde y de noche, los ejercicios de la oración; evitando todo aquello nos
“infecta”: las tentaciones, el pecado; cuidando que el demonio, el mundo y
nuestro hombre viejo “se coman” nuestras buenas intenciones y resoluciones.
El Señor habla del fruto bueno y del
fruto malo. Los frutos son las consecuencias visibles de nuestras opciones y
actos. Si actuamos bien, tendremos buenos frutos, y eso será un indicativo de
que lo que hacemos es de Dios, es parte de su Plan de Amor. Así, los frutos
buenos señalan que nos estamos acercando más al Señor, y los frutos malos que
nos alejamos de Él y de su Plan. Pero hay que señalar que la bondad del fruto
no está relacionada necesariamente con el éxito material o personal, con la
eficacia o algo similar. La bondad de los frutos a la que se refiere el Señor
Jesús es el bien de la persona y las personas, la realización y plenitud.
Digamos que también el Señor dejo
claro como podemos dar buenos frutos solo basta recordar Juan 15:5 que dice;
Juan 15:5
15:5 Yo
soy la vid, vosotros los pámpanos; el
que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer.
La clave para dar buen fruto está en permanecer en el Señor Jesús.
Y permanecer en Él no es otra cosa
que buscar ser otro Cristo es decir ser imitadores de el y sus enseñanzas:
teniendo los mismos pensamientos, sentimientos y modos de obrar que el Señor.
Debemos preguntarnos constantemente: ¿los pensamientos que tengo son los
pensamientos que hubiera tenido el Señor? ¿Estos sentimientos que experimento
son los que Jesús tendría? ¿Es mi acción como la de Cristo? Así en una forma
practica podremos ser verdaderos discípulos y aplicar esa frase que utilizan
los jóvenes que se traduce WWJD, WHATH WILL JESUS DO. (QUE HARIA JESUS EN MI
LUGAR). AMEN.
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