martes, 12 de febrero de 2013

CONFIA EN DIOS MIENTRAS ESPERAS.



CONFIA EN DIOS MIENTRAS ESPERAS.

2ª de Corintios 12:2-6 (RV60)

12:2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 12:3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 12:4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. 12:5 De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 12:6 Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 

Cultivar la Paciencia, es una arte en estos días en que todo se hace de prisa, tener paciencia es algo que solo se adquiere esperando y confiando, cuando Dios quiere prepararnos en este campo nos hace esperar, muchas de las ocasiones nos lleva a la sombra e intensifica su entrenamiento, la paciencia no se desarrolla de la noche  la mañana en la vida de un creyente, el poder de Dios y su Bondad son cruciales para el desarrollo de esta cualidad, algunos ejemplo de lo que es la paciencia y como se adquiere la tenemos en Colosenses 1:11 que nos dice que somos fortalecidos por el para toda paciencia y longanimidad, Santiago 13:4 nos dice; que las pruebas son su manera de perfeccionar nuestra paciencia, y el Salmo 37:7 nos da esperanza diciéndonos que a ultima instancia al final nuestra paciencia será recompensada.

Cuando Dios nos hace esperar en las sombras nos hace entender que nos somos indispensables y que se requiere humildad, muchas de las veces cuando hemos estado en algún punto en el que por trabajo, o Ministerio de Iglesia somos lideres Dios puede tomar decisiones drásticas porque sabe que necesitamos humildad, llevarnos al punto de hacernos esperar debe ser tomado con gratitud y sabiduría.

No hay otra manera de hacerlo, si queremos vivir una vida de bendición tenemos que hacer que nuestras palabras concuerden con lo que Dios dice. No sólo por unas pocas horas o días, sino todo el tiempo.


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